22 de septiembre de 2008


TRINIDAD (Leon Uris)

Mayo de 1885


Recuerdo con toda claridad la primera gran conmoción de mi vida. De la casita de campo vecina vino un fuerte alarido. Yo me precipité dentro de la habitación, para mí tan familiar como mi propia casa. Los hijos de los Larkin, Conor, Liam y Brigid, estaban repartidos por la alcoba donde un jergón de hojarasca servía de cama al viejo Kilty. Permanecían inmóviles, boquiabiertos de espanto.

Me escabullí junto a Conor.

-Abuelo ha muerto-me dijo.

Su madre, Finola, que estaba embarazada de ocho meses, se había arrodillado y apretaba la cabeza contra el corazón del anciano. Era la primera, la primerísima vez que yo veía una persona muerta. Un muerto color de cera, huesudo, tendido allí con la abierta boca completamente huérfana de dientes, mirándome fijamente con unos ojos vidriosos, y yo contemplándole fijamente a él hasta que sentí los míos a punto de saltar fuera de sus cuencas.

1 comentario:

mangarran82 dijo...

Bueno, desde aqui a ciertas horas de la mañana un saludo de tu fan mas empedernido ( me encantan las hormiguitas jajaja ). Un besazo wapa y nos vemos en clase ... que raro me siento diciendo esto jaja !!!!! bixar arte